El monasterio
En el siglo XIII, la Orden del Císter levanta conforme a sus normas el monasterio de Santa María de la Sierra en la ladera segoviana de la Sierra de Guadarrama, uno de los más bellos entornos naturales de la provincia.
Comienza así la historia de una pequeña comunidad que progresa hasta albergar a reyes en el siglo XIV. Poco a poco, se inicia el declive el monasterio hasta quedar vacío en la segunda mitad del siglo XVIII. El proceso de desamortización del siglo XIX convertiría al edificio en una granja agrícola y ganadera que progresivamente cayó en el abandono.
Fue en 2005 cuando, por un azar de la vida, Elena Goded, fundadora de ÁBBATTE, junto a su marido adquirieron las ruinas del antiguo monasterio.
“Yo no busqué el monasterio, fue él quien me encontró a mí. Y nos comprometimos a darle el máximo cuidado”.
Los siguientes años fueron determinantes para la consolidación de los restos de la abadía, que se encontraban en muy mal estado. La estructura del monasterio se fue fijando íntegramente y piedra a piedra por un artesano de la zona y sujetando el perímetro superior del edificio mediante un zuncho. Manualmente y de forma continuada, se lleva a cabo una labor de mantenimiento y de limpieza tanto de plantas silvestres que crecen sobre las piedras como de los restos de piedra degradada por la reacción del agua.
Hoy, el monasterio de Santa María de la Sierra es el emblema de ÁBBATTE. Un edificio que resume a la perfección los valores de maestría, permanencia en el tiempo y arraigo al territorio de la firma.