Las reinas de Castilla
Las reinas de Castilla, desde Doña Urraca hasta Isabel la Católica, vistieron suntuosos trajes. Colocaban prenda sobre prenda: camisias, sayas, briales, mantos y tocas realizados con exquisitas y delicadas telas.
Utilizaban en sus sayas tejidos de finas sedas urdidos con gran destreza en los talleres de Al-Andalus y bellas telas en sus briales con la luz del oropel, misterioso hilo de oro elaborado en la industria textil andalusí.
También lucían ricos mantos de paño de lana, tejidos en Castilla con gran destreza por tejedores de las cofradías textiles que aparecieron en casi todas las ciudades de la corona de Castilla a partir del siglo XIII.
Estas ciudades castellanas conocieron bien el oficio de tejer, y este oficio aparece de nuevo ahora con nuestras tejedoras segovianas, que entrelazan con delicadeza urdimbre y trama para crear el “manto” de seda que vestían las Reinas de Castilla. Esto nos sirve ahora como hilo conductor entre la cultura e historia de nuestro país.
ÁBBATTE tiene entre sus objetivos a conocer y difundir el valor del oficio de tejer. La identidad de la firma se completa con la intención de conservar el patrimonio artesanal, histórico y cultural de esta zona de Castilla. Recuperando prácticas ya olvidadas.
Con esta intención se realizan en la sede de Segovia cursos de tejeduría, tintes y cestería. El próximo será dentro del seminario “La historia a través de la vida cotidiana. Indumentaria y mobiliario” sobre el mundo clásico, Grecia y Roma, el próximo 22 de Octubre, bajo el título: “Recreando el mundo clásico a través de sus muebles y trajes”.
Con estos encuentros ÁBBATTE brinda a los participantes la oportunidad de sumergirse, durante un día, en un periodo concreto de la historia. La indumentaria y el mobiliario, como reflejo de la mentalidad, gustos y costumbres de una sociedad determinada, son aspectos fundamentales que permiten comprender una realidad cultural más amplia.
Estas jornadas se desarrollan en la sede de ÁBBATTE, junto a las ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de la Sierra, en este lugar privilegiado, con vistas excepcionales a tierras castellanas, los asistentes a los cursos pueden pasar un día muy especial en el que, además de sumergirse en la cultura de una época concreta, se disfruta de un desayuno con dulces conventuales y de un almuerzo acorde a ese periodo. También se realiza una visita al monasterio, al taller textil y de tintes y un paseo por el jardín de plantas tintóreas.
Una auténtica experiencia.
Texto: María Olmos Mochales
Fotos: Pablo Gómez – Ogando