La Cabaña
Para Elena Goded, fundadora de ÁBBATTE, su lugar predilecto de trabajo es la cabaña de tintes con aires escandinavos que alberga el taller tintóreo, siendo la más reciente construcción de la firma artesanal.
Situada en un pinar de la ladera norte de la Sierra de Guadarrama, se encuentra esta cabaña de madera de pino de Valsaín que alberga el taller – espacio tintóreo, donde se extraen los pigmentos de diferentes plantas y se tiñen las hilaturas para después tejer las piezas de la firma.
Con la ayuda de Koto, Emilio García Conde, se ha llevado la artesanía también a la arquitectura, creando un espacio de quietud y tranquilidad para realizar las tinas y cubas de tintes naturales. De estética sencilla y natural, la cabaña es pequeña pero funcional donde sus 30 metros cuadrados, dan cabida a todos los elementos y procesos que necesitamos para teñir nuestras piezas.
Recuperar prácticas ya olvidadas, constituye otra de las señas de identidad de ÁBBATTE el empleo de tinturas naturales. Conseguir el color deseado quedaba en manos del proveedor de hilaturas, pero en la actualidad ÁBBATTE elabora algunos de sus propios tintes a partir de plantas.
El proceso de tinte natural que realizamos habitualmente en la cabaña, es un tinte extrae de las plantas, por tanto de origen vegetal. Los extractos tintóreos provienen de diferentes partes de las plantas, pueden encontrarse en raíces, bayas, cortezas, hojas, flor, etc.
Habitualmente en ÁBBATTE teñimos las fibras después de ser hiladas pero antes de tejer para asegurarnos de que coge el color de la manera más homogénea posible.
Las cabaña es sostenible y como dice Zach Klein (1982) quien se ha propuesto propagar la idea e inspiración para construir un lugar tranquilo con su libro “Cabin Porn”. Con una cabaña afrontas un cambio de modelo vital que resume de modo fetiche ”es la necesidad de dejar de vivir online para vivir offline. Para quien no desee atarse al exceso o lujo innecesario, la elección de ser sostenible tiene tantos caminos como la vida”.
Texto: María Olmos Mochales
Fotos: Pablo Gómez-Ogando